Algunos de nuestros dones, talentos o recursos nacen en la dualidad de experiencia vital vivida. Estamos en un mundo de opuestos, donde para aprender muchas veces necesitamos el contrario, el extremo o el opuesto.
El trabajo mental y emocional de una persona que padece esta enfermedad es cambiar de actitud, cuestionar su modo habitual de vivir, y dejar de hacer cosas que preferirían no hacer para no olvidarse de sí mismas
Encontrar nuestra misión de vida no suele ser fácil, pero más difícil aún es vivir de ello. El análisis transgeneracional lo justifica en lo que denomina la ‘reparación’ de historias del pasado familiar
Mucho se habla del deseo de la mujer a ser madre, como si fuera algo a lo que todas quieren aspirar. Pero se mantiene oculto el miedo a vivir el proceso de embarazo y de parto o verbalizar este hecho
Podemos sentir frustración, desasosiego, miedo, desánimo y enfado sin saber que su procedencia es de un trauma psíquico vivido por nuestros ancestros. El duelo también puede ser transgeneracional
La epigenética ha descubierto que nuestra actitud y reacciones a determinados sucesos están determinadas por el pasado familiar, teniendo origen transgeneracional