Cómo reconocer y liberar el apego
Cómo reconocer y liberar el apego
Nos aferramos a situaciones y personas por costumbre, necesidad, vaguedad o comodidad. Pero esto tiene sus consecuencias y debemos aprender a soltar para sentir paz y bienestar

El apego o la dependencia te mantiene prisionero en su propio mundo, principalmente porque convierte lo que tendría que ser un deseo hacia una persona, objeto o emoción, en una necesidad; es decir, en algo vital para su supervivencia. Nos aferramos a situaciones y personas por costumbre, por necesidad, por vaguedad o por comodidad. Puede llegar a ser tan fuerte el apego que nos cueste reconocernos sin aquel factor que lo produce. Puede incluso ser como una enfermedad, ya que un enfermo reconoce su enfermedad como parte de él mismo.
Las consecuencias de tal confusión son la infelicidad, vivir en una situación de sometimiento, degradación, tristeza, depresión, sensación de soledad, estrés, baja autoestima, poca autovaloración, cansancio, indefensión, incapacidad, anulación de su personalidad, etc. Bajo estas circunstancias, podemos llegar a sentir un vacío dentro de nosotros sin esas situaciones, personas u objetos.
Cómo liberar el apego
Observa que vivimos en un mundo donde nada es para siempre, ya que todo está en continua evolución, y nosotros no podíamos ser menos. Aunque en el caso de las personas contamos con un factor que puede limitarnos e incluso bloquearnos: nuestro pensamiento. Si en un momento determinado estamos estancados, es debido a nuestro pensamiento, a la valoración que hacemos de la realidad; por naturaleza no somos incapaces, sino que son nuestras creencias y nuestra forma de pensar las que nos limitan.
Todo límite está dentro de nosotros, de cómo visualizamos nuestro propio mundo. Los demás pueden influenciarnos según sus propios límites, pero recuerda que no son los tuyos, son sus miedos que no permiten ver las inmensas oportunidades de la vida.
¿Qué hacer?
- Siente lo que sientes. Busca un momento de tranquilidad y experimenta en tu cuerpo, con todos tus sentidos, esos sentimientos, sensaciones y emociones que percibes. No ignores tus emociones; al contrario, préstales atención. Si estás triste siente la tristeza; si reconoces inseguridad siéntela también… Asumir conscientemente lo que te está ocurriendo te ayudará a sobrellevarlo y paso a paso te aumentará la autoestima. Ama toda tu luz, pero también tu sombra.
- Siente lo que eres. Ahora toca sentir esa fortaleza interior, sí, limitada de momento por tus pensamientos, pero intenta ser consciente de que está dentro de ti. Para ello recuerda algún momento en tu vida en que lograste algo grande, o incluso que estabas motivado ¿cómo te sentiste? Si lo lograste en esa ocasión ¿Por qué no ahora? ¿Qué te limita?
- Redacta tu meta y tus objetivos. Tener una misión y un propósito es primordial para no perder el rumbo ni perder de vista de lo importante.
- Valora lo que tienes. Mira a tu alrededor: la naturaleza, las personas, las cosas, el sol, las nubes, el olor, el campo, la playa, la música, la risa, los colores, los pájaros, los peces… Todo está ahí y quizás antes no te dabas cuenta. Disfrútalo y agradece absolutamente todo, lo bueno y lo malo.
¿Cómo comenzar a soltar?
Comienza desde el principio, en tu espacio vital, y después iras aumentando la amplitud de tu soltar hacia tu interior.
Empieza por tu armario. Ve clasificando toda tu ropa atendiendo a la regla del año (todo lo que no usas desde hace un año o más): Lo que ya no usas, lo que está en malas condiciones, lo que ya no te hace feliz. Y haz tres montones: lo que puedas regalar, lo que puedas vender y lo que debas tirar. Verás como comienzas a sentirte más liger@ conforme vayas vaciando todo lo innecesario. Prosigue por todas las estancias de tu hogar, sin dejar nada por clasificar. Papeles antiguos, facturas, objetos de decoración… Conforme vacíes tu casa, sentirás tus emociones más claras y sutiles.
Verás como comienzas a sentirte más liger@ conforme vayas vaciando todo lo innecesario.
El siguiente paso son las personas. Todas aquellas personas que están en tu vida y no son de tu agrado o con las que no te sientas a gusto: viejas amistades, exparejas, conocidos o vecinos con los cuales mantenemos una relación (fuera de lo estrictamente por educación) y que realmente no nos satisfacen. Todos hemos mantenido amistad con ciertas personas porque son ‘amigos de’, ‘hijos de’ o simplemente por encajar o no ser capaces de respetarnos a nosotros mismos. Ahora es momento de cambiarlo.
En resumen, debe salir de tu vida todo aquello que:
- No te haga feliz
- No te sea útil (objetos, emociones, pensamientos)
- Sea tóxico para ti
El objetivo es volver a sentir el bienestar y paz sin acaparrar emociones, pensamientos, objetos, personas. Recuerda mantener una mente abierta para conseguir tu equilibrio.
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