¿Cómo se forman nuestras creencias?
¿Cómo se forman nuestras creencias?
Tus creencias determinan tu vida, ya que de ellas partirá la base de nuestro comportamiento y la creación de nuestra realidad.
La causalidad es el principio o el origen de algo. El principio de causalidad dice que todo efecto siempre tiene una causa. Si observas el movimiento de las ramas de un árbol, entiendes por seguro que el viento es la causa de dicho movimiento. Aunque no estés experimentando directamente la acción del viento, tienes la certeza que esa ha sido la causa.
Partiendo de esta verdad empírica, nos enfocamos en la causa que genera nuestra acción. Cuando ciertas reacciones en nosotros se hacen frecuentes en determinados ambientes o situaciones constituyen lo que llamamos un patrón de comportamiento. Un patrón de comportamiento es una forma constante de pensar, de sentir, de reaccionar físicamente y actuar en determinada situación. Estos últimos tienen su origen en lo que observamos y aprendemos desde nuestra infancia. Copiamos los comportamientos de nuestros padres, nuestros hermanos, en resumen, de lo que conforma nuestro entorno.
De esta manera se crean nuestras creencias y así es cómo aceptamos las de los demás como nuestras. De ello partirá nuestra base para nuestro comportamiento y la creación de nuestra realidad.
La necesidad de ser reconocido
Desde pequeños/as aprendemos a “vernos como nos ven”, a “escucharnos como nos escuchan”, a “valorarnos como nos valoran”, a “respetarnos como nos respetan”, a “tener un lugar o un reconocimiento como nos han reconocido”. Porque una de las necesidades básicas del ser humano es la de ser reconocido. El niño necesita ser reconocido y valorado por sus padres, y más tarde por sus maestros, amigos y compañeros de trabajo. Somos capaces de hacer y sacrificar muchas cosas con tal de ser reconocidos. Ser reconocido, ser visto, es sentir que la otra persona sabe quién soy, y que más allá de las apariencias, me valora y me acepta tal y como soy, aunque yo no lo haga.
De nuestras creencias partirá nuestra base para nuestro comportamiento y la creación de nuestra realidad
Pasamos la vida buscando en los demás lo que debe nacer de nuestro interior. Por eso se dice que lo que buscamos fuera ya está en nosotros. Nuestra energía Kundalini es nuestra esencia, esa parte de nosotros que siente, que ama, que vibra con la vida. Pero suele permanecer dormida en nuestro interior por culpa de nuestros miedos, nuestras creencias o nuestros pensamientos negativos.
Estas creencias, miedos y las expectativas nos limitan en nuestra vida. Podemos coger una creencia externa y hacerla nuestra por el simple hecho de sentirnos aceptados por esa persona o ese grupo social. Permitimos que los miedos de nuestros padres repercutan en nuestras decisiones limitando así, las posibilidades, opciones y sueños a los que podamos alcanzar. Si no nos liberamos de esas creencias, no te permitirán probar o intentar aquello que sueñas o que realmente sientes que es lo que desea tu alma.
Abrir las posibilidades de tu vida
Al abrirte y liberar la energía Kundalini, sientes que todas las posibilidades de la vida se abren ante ti. Tomando las riendas de tu vida y haciéndote cargo de esta gran responsabilidad que es tu vida, para disfrutarla en plenitud. Tú eres el único responsable de tu felicidad.
Hay que tener en cuenta algunas de las heridas más profundas que tenemos y que pueden frenar en este proceso, como el miedo al rechazo, ya que implica el rechazo hacia nuestros pensamientos, sentimientos y vivencias. Tiene su origen en experiencias de no aceptación por parte de los padres, familiares cercanos o iguales a medida que el niño va creciendo.
Haz las cosas aunque tengas miedo. El miedo se vence realizando aquello que tanto temes
Cuando un niño recibe señales de rechazo crece en su interior la semilla del autodesprecio y piensa que no es digno de amar ni de ser amado, interpretando todo lo que le sucede a través del filtro de su herida. La mínima crítica le originará sufrimiento y, para compensarlo, necesitará el reconocimiento y la aprobación por lo demás.
Cómo sanar la herida:
– Empezando a valorarse y a reconocerse, obviando los mensajes que el crítico interno le envía, procedentes de su infancia.
– Expresando las emociones. Siente la rabia, la tristeza, el miedo, abrázalo, agradece esa emoción dentro de ti que te ayuda impulsándote hacia lo desconocido. Haz las cosas aunque tengas miedo. El miedo se vence realizando aquello que tanto temes.
Ninguna emoción es mala, todas te permiten expresar lo que llevas dentro de ti y te ayudan a experimentar desde tu sentir.
Tus emociones son la base de tu autoconocimiento, reconocimiento, amor propio, autoestima y valoración. Puedes preguntarte:
- ¿Cuáles son tus valores?
- ¿Qué imagen tienes de ti mismo?
- ¿Te respetas?
- ¿Te haces feliz?
- ¿Te quieres?
Comienza a reconocer tus emociones, a sentirlas tal y como vienen, activa la energía de bienestar que es Kundalini, comienza a amarte.
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