Desconectar del exterior para conectar contigo mismo
Desconectar del exterior para conectar contigo mismo
En un mundo hiperconectado, activar el ‘off’ tecnológico nos ayuda a mirarnos dentro, afrontar nuestras grietas y sanar todo aquello que aún nos duele

Hemos llegado a un punto de hiperconexión. Tenemos contacto con lo externo a través de multitud de dispositivos, multitud de aplicaciones. Nos hemos convertido en una especie de adictos al ‘no sentirnos solos’, al que siempre haya alguien al otro lado del teléfono que pueda aportarnos luz o llenar nuestros vacíos. Porque sigue costándonos estar con nosotros mismos.
Fue durante el confinamiento, ante la saturación de malas noticias y una situación tan complicada de entender y gestionar, que decidí ‘apagarme’ cada domingo, no sin antes avisar a mi entorno más cercano de que estaba bien y que, simplemente, no estaría disponible para atender a nadie más que a mí. Sorprendentemente, hubo personas de mi entorno que criticaron que no siguiera enchufada 24/7 y yo decidí probar a ver qué podía sacar de esta nueva pauta.
No somos conscientes de la cantidad de horas al día que dedicamos a las tecnologías. Tanto que, cuando pones el ‘off’ te sobra hasta tiempo. Puedes retomar las cosas que dejaste a medias, desplegar tu talento creativo (dibujar, cantar, crear proyectos…), o puedes disfrutar, simplemente de lo que los italianos llaman ‘dolce far niente’ o ‘el placer de no hacer nada’. Te sorprenderá que sentirás esa sensación de ‘mono’ y cogerás el móvil constantemente con la tentación de activar los datos y ver quién habla al otro lado.
Te sorprenderá que sentirás esa sensación de ‘mono’ y cogerás el móvil constantemente con la tentación de activar los datos y ver quién habla al otro lado.
El problema es que cuando no podemos tapar nuestra soledad con el chute que nos da el contacto desde la pantalla empezamos a reencontrarnos con emociones que creíamos superadas y que siguen estando ahí, tras las capas que decidimos poner para no enfrentarnos a nosotros mismos. Porque es mejor cubrir las carencias que ponerte frente a ellas, sentir el dolor y saber que se te puede remover todo en cuestión de segundos.
Más allá de la propia meditación como herramienta de autoconocimiento, el simple hecho de escucharnos sin tapar con voces ajenas hará que empecemos a gestionarnos mejor, a reconocernos y a sanarnos. Es un momento de no estar para nadie, de no cubrir las necesidades ni expectativas ajenas de disponibilidad y decidir que vas a enfrentarte a tu propia personalidad, aún sabiendo que puede estar muy lejos de ser un momento de disfrute en un principio, aunque con trabajo y constancia se dará la vuelta.
Porque cuando aprendemos a estar en esa soledad, en nosotros mismos, empezamos a disfrutar de esas sensaciones, sabiendo que si sentimos, es que seguimos con vida, ¿acaso no es un motivo de celebración? Pasaremos de sufrir con la soledad a desear tener esos momentos contigo mismo que te ayudarán a coger perspectiva.
Poco a poco verás como tu propio interior te grita que te pongas en ‘off’: tras ver una discusión entre personas que quieres por temas políticos a través de whatsapp en la que no quieres entrar pero que parece complicado eludir, tras sentirte bombardeado por las malas noticias o, simplemente, cuando te abracen emociones que te producen miedo y que no sabes bien como gestionar y te desbordan. Métete en tu cueva, escúchate y permite que todas esas emociones de angustia o de frustración te abracen. Acéptalas y diles que todo está bien, que es humano, que te lo puedes permitir. Dile a tu mente que estar para ti mismo no es egoísta, sino que es sano, que te viene bien.
Elige cuándo ponerte en ‘off’. Desconecta fuera y conecta dentro.
¡Comparte este artículo!