«La espiritualidad es ir hacia dentro continuamente para reencontrarnos con el alma pura»
"La espiritualidad es ir hacia dentro para reencontrarnos con el alma pura"
Silvia Arenas, comunicadora y asesora holística, nos habla en esta entrevista de su experiencia, anima a ser “nuestros propios sanadores” y a distinguir en este cambio de era a los ‘sepulcros blanqueados’
Cuando me crucé con Silvia Arenas fue en un estudio de radio. Tuve con ella una conexión inmediata, sabiendo distinguir desde el primer impacto que se trataba de una persona mágica, de alguien conectado con unos dones extraordinarios. Ni corta ni perezosa, y tras escuchar un programa en el que hablaba de energías y la influencia de las lunas, me quedé a hablar con ella y le dije mi primera impresión y desde ahí hasta ahora puede que hayan pasado tan solo dos años, pero aprender de ella es una constante que parece no tener fin. De esas personas en esencia en las que tu sacral te dice que puedes confiar, que merece la alegría.
Silvia es comunicadora y asesora holística y todos sus conocimientos (que ya os digo que no son pocos) son prácticamente autodidactas, habiendo estudiado desde la espagiria de Egipto a la cábala hebrea original o la medicina tradicional china. Afirma que desde pequeña empezó a leer de estos temas “para buscarse” en esas experiencias que le pasaban. “Si hacía caso a la opinión social normal, me llevaban al psiquiatra. Era eso o decía ‘no’, voy a creer en mí, en mi propia autoridad y voy a buscar quién soy realmente”. “Nací un poco diferente al mundo”, afirma mientras relata que desde muy pequeña veía personas a su alrededor que la llamaban, y que con tan solo seis años era capaz de ver cuándo las amigas de su madre estaban contando experiencias que no eran reales. “Mi madre me decía ‘si sales, no hables’, porque me metía en la habitación. Había cosas que no podía decir”, recuerda. Ya en el colegio era capaz de ver qué le pasaba a cada persona que se cruzaba e incluso leía las manos, y un día cogió unas cartas y a través de ellas fue capaz de ver. “Puedo saber muchas cosas porque el origen real de los símbolos que se han transmitido vienen de Egipto y yo me preocupé mucho de estudiar a Hermes Trismegipto y las Leyes del Universo para comprenderlo y ver qué leyes se pueden cambiar y qué leyes no”, añade.
Descubrió que la medicina tradicional china trabajaba con las energías y comenzó un curso con un catedrático de la Universidad de Pekin en un tiempo que estuvo en Murcia y en una de las clases del curso que tocó por primera vez a una persona, fue capaz de ver todo lo que le pasaba, lo que hizo que su maestro vaticinara su don con las manos. Un día una mujer que estaba en silla de ruedas con un padecimiento “muy raro” de piernas fue a buscarla al gimnasio que tenía para que la viera “Hicimos varias sesiones y todas las semanas le pasaba las manos donde yo notaba que aquello estaba muerto y que no había energía. Al mes y algo empezó a venir sola en el autobús y a los dos meses venía sin muletas”, rememora. De ahí se corrió la voz y de eso hace ya 25 años. “Nunca dejo de aprender. Cuando alguien me dice maestra le digo que de eso nada, que estoy amaestrádome cada día”, afirma.
Es capaz de distinguir qué tipo de acompañamiento necesita cada persona en cada momento. “Todo lo que yo voy a mostrar no está en el libro, está canalizado, y la persona recibe la experiencia directa”, añade.
Seres espirituales y sepulcros blanqueados
Para Silvia Arenas, la espiritualidad es algo intrínseco al ser; es decir, toda persona tiene una cualidad espiritual que es su esencia y esa esencia es una esencia callada, que no hace ruido, como todo lo que es armónico y lo que viene del amor. “La maldad tiene una vibración muy densa y hace mucho ruido. Sin embargo, la espiritualidad es algo muy callado, muy esencial; es ir hacia dentro continuamente para reencontrarnos con ese niño interior, con ese alma pura, con esa esencia que todos portamos. Y cada esencia trae sus propios talentos y hay que ponerlos en ejecución”, señala.
La clave para detectar si una persona se rige verdaderamente por lo espiritual es porque no sigue las normas establecidas, “que podría ser más comercial, pero para eso tendría que sacrificar su parte espiritual”. Es por eso que señala que la principal cualidad del alma es la integridad, lo que implica ser la misma persona en todos los aspectos de la vida. “El alma no es íntegra hacia la sociedad porque esta varía con los tiempos, pero el alma no varía. Yo soy íntegra en todo mi ser, no cuando estoy con un grupo de gente soy de una forma y llego a mi casa y soy de otra”, matiza.
Lo que el corazón guarda, el cuerpo lo manifiesta. Tenemos que empezar a ser nuestros propios sanadores
En este sentido, habla de los que denomina ‘sepulcros blanqueados’, más habituales en estos tiempos de movimientos energéticos, cambio de era y fin de estructuras que hace que muchas personas estén viviendo de todo esto. Para distinguirlos, invita a guiarse de la propia intuición. “Cuando conozco a una persona nueva lo primero que hago es absorber esa energía, sin juicio ni prejuicio, simplemente la percibo y si mi sacral me alerta, quedo bien pero me alejo”, pone como ejemplo. Hace referencia a la frase de Jesús de “Sed astutos como serpientes en la tierra – entendiendo a las serpiente como la sabiduría que no se topa con las pierdas sino que las bordea-, pero cándidos como palomas en vuestra alma”. “Esto quiere decir que no te impliques, porque si no te contaminan esos egos que piensan que solo sirven a este mundo, y se ponen por encima. Tú eres mitad ser espiritual y energía y mitad humano y esas dos partes las tienes que conexionar. No me vale que seas muy espiritual y que tú luego te quites la túnica y sales y en tu vida personal eres un cafre, porque entonces eres un sepulcro blanqueado”, matiza con honestidad, añadiendo como otro de los indicadores el que quien te quiere ayudar te plantee en primer lugar el dinero. “Por mucho que una persona se cultive y lea, sino lo hace carne, sino lo integra en el corazón, es un papagayo, que tendrá las plumas mejores o peores pero no está materializando”, matiza.
Recuerda que somos seres holísticos, con una parte física conectada a la tierra vibracionalmente, y como seres de naturaleza que nos influencia el clima, el entorno y nuestros propios pensamientos. “De ahí tenemos que aprender el poder tremendo de la mente de no cebo-placebo, porque lo que el corazón guarda, el cuerpo lo manifiesta. Tenemos que empezar a ser nuestros propios sanadores”, concluye.
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