La Regla de los 3 Días
La Regla de los tres días
¿Y si fueses capaz de reprogramar tu cerebro para que tu estado emocional más negativo tenga un tiempo máximo de permanencia? Esta herramienta lo hace posible.

Somos capaces de reprogramar nuestro cerebro. No se trata de un control en el término más despectivo, sino en un control saludable que nos permita liberarnos de emociones negativas lo antes posible y sentirnos bien y sanos. Porque si tienes la capacidad de que el sufrimiento salga de ti lo antes posible, ¿por qué dejarlo afincarse en nuestras emociones más tiempo? Hace algún tiempo desarrollé para mí misma la Regla de los 3 días y hoy quiero compartirla para que cualquier persona pueda gestionar mejor sus estados de menor energía y ánimo.
Seguro que alguna vez has tenido un impacto emocional tan grande que te has visto triste, decaíd@, has descuidado tu alimentación, tu salud y hasta tu imagen porque la situación te ha sobrepasado. Has entrado en ese bucle emocional y de pensamientos del que no has sabido salir y ha ido aumentando con el paso de los días. Normalmente, al tiempo haces un ‘click’ y ese estado va desvaneciéndose (aunque pueden pasar meses), pero hay veces que puedes llegar a estancarte en esas emociones negativas hasta que desencadenan en una depresión. Seguro que habrás oído de tu gente más cercana eso de que “hace falta tiempo para sanar”, y están en lo cierto, pero una cosa es sanar poco a poco algo que nos ha trastocado en nuestra vida y otro estar en tu peor versión demasiado tiempo o que incluso desencadene en una enfermedad.
Partamos de una base: hay que aceptar todo lo que sentimos. No está mal sentirse triste o no tener ganas de nada porque suceda algo desagradable en tu vida, pero son emociones que se alimentan y se hacen cada vez más grandes si no sabes empezar a salir de ellas a tiempo. Así que en primer lugar tienes que hacer un trabajo de aceptación interna muy importante, tanto de la situación como del cúmulo de emociones que estás experimentando, sabiendo que se van a ir pronto y que todo es temporal.
El hecho de que funcione se debe a un principio básico: te permites un estado y te prometes otro, por lo tanto es un compromiso contigo mism@ que debes cumplir.
Y aquí empieza la regla de los tres días. Te vas a decir que te permites, en el transcurso de esa experimentación de emociones desagradables, descuidarte un poco y no tener ganas de nada. Te permites llorar, estar triste, desmotivad@ y todas esas emociones densas que aparecen cuando algo nos azota emocionalmente. Te lo permites durante dos días completos, metiéndote en tu parte más gris. Pero tienes que decirle a tu mente que al tercer día vas a tener una especie de resurrección y que ya no vas a estar tan mal como estabas. Entonces, en ese tercer día, vas a romper los hábitos anteriores y vas a cuidar tu alimentación, tu imagen, tu salud, y vas a forzar sonrisas aunque no tengas ganas, porque solo con mover todos esos músculos verás que tu propio estado de ánimo empieza a mutar. En este tercer día sencillamente, de tanto repetírselo, tu mente va a saber que va a haber un cambio.
¡Ojo! No quiere decir que te vayas a sentir bien al 100% de un día para otro: quiere decir que las emociones más densas van a aliviarse y no vas a alargar ese estado que no es saludable para ti para empezar tu transformación y aprendizaje de cara a tus próximas experiencias.
Si en vez de tres días necesitas ponerte un margen de más tiempo, no hay problema porque la estrategia es la misma. Puedes ajustarla a tus necesidades, aunque es recomendable no exceder de cinco si no te estás alimentando bien ni cuidando tu salud como debes para evitar problemas mayores.
El hecho de que funcione se debe a un principio básico: te permites un estado y te prometes otro, por lo tanto es un compromiso contigo mism@ que debes cumplir. La primera vez que lo pongas a prueba tal vez te cueste un poco, pero conforme sucedan situaciones en tu vida y lo apliques verás que lo automatizas, y sin tener que prometértelo ni pensarlo mucho, al tercer día (o al día que hayas decidido) notarás inmediatamente la mejoría. ¡Así se reprograma el cerebro!
Pruébalo y cuéntame si te ha funcionado
Recuerda: no hay nada que no puedas decirle a tu cerebro para cambiar patrones y sentirte cada vez más feliz.
¡Comparte este artículo!