Los turdetanos, un misterio para los investigadores
Los turdetanos, un misterio para los investigadores
No se ponen de acuerdo de si se trató de un lugar, una etnia o estilo artístico, aunque sí hubo una civilización tras la caída de los tartesios con un elevado nivel cultural y grandes relaciones comerciales

Ilustración de Balder Muñoz de una máscara turdetana
Los turdetanos fueron los descendientes directos de los tartesios, otro de los grandes pueblos que habitaron el valle del Guadalquivir hacia el 600 a.C. A día de hoy su existencia comienza a ver la luz tras muchos años relegados al olvido.
Según algunos autores, los turdetanos se caracterizaban por la realización de un tipo de cerámica policromada y de motivos geométricos, al igual que por una serie de bellas esculturas de animales que podemos apreciar en varias de sus necrópolis. Podemos aislarlos del resto de pueblos de la península gracias a sus particularidades, como son esas necrópolis y enterramientos que han llegado hasta nuestros días. Así como por su silabario, una adaptación de la escritura tartesia que guarda cierta relación con la íbera, pero cuyo significado sigue siendo un enigma.
La influencia griega y fenicia ya era evidente desde época tartesia, y tras su desintegración apareció esta nueva civilización junto a una estrecha relación comercial con los cartagineses, manteniendo muchas de las características del periodo anterior, como las exportaciones comerciales o las explotaciones mineras, principalmente de plata y de cobre. Según los escritos de Estrabón, los turdetanos conocían bien la escritura y poseían crónicas o poemas de seis mil años de antigüedad.
Se trata, pues del pueblo más civilizado de la Península hasta la llegada de los romanos, con un gran auge de su economía y grandes recursos mineros en las actuales Huelva, Cádiz, y Sevilla, así como por unos productos manufacturados gracias a esa explotación minera, que hasta la conquista del Imperio Romano eran de propiedad particular, según las afirmaciones de Diodoro de Sicilia. Por entonces ya se conocía el arado y el trillo, quizás por la influencia de Cartago, y se practicaba el cultivo de cereales, del olivo o la vid; además de la ganadería, pues criaban caballos, bueyes y ovejas, de ahí esos hallazgos como torteras y pesas utilizadas en los telares.
Características
Hasta la llegada de Roma, la disgregación del poder de los tartesios y la conformación de los turdetanos es un misterio. Algunos autores apuntan que la civilización anterior se dividió en pequeños reinados y que posteriormente hubieron algunas alianzas entre ellos. Sea como fuere, las evidencias arqueológicas evidencian que los turdetanos poseían una enorme cantidad de urbes, más que ningún otro pueblo antes de la romanización, con una estratificación social compuesta por una clase dominante y otra de siervos, dedicados a las tareas agrícolas, además de una élite militar junto con una serie de mercenarios.
En cuanto a la religión de los turdetanos, hay muy pocas referencias. Algunos investigadores señalan la existencia de divinidades autóctonas animistas, como la paloma, fusionadas posteriormente con otras culturas externas a la Península. Según Estrabón, existía un santuario fenicio dedicado a Hércules en Gadir y otro dedicado a Tanit, hasta un oráculo dedicado a Menesteo, lo que manifiesta todo un conjunto de cultos por parte de los diferentes habitantes de la Península.
Toro de Osuna (finales del siglo V a.C)
En cuanto a los rituales funerarios, los turdetanos practicaban la cremación junto a un ajuar compuesto por vestidos y objetos personales, y otro tipo de ritual en el que las cenizas del difunto se colocaban dentro de una urna y luego se enterraban junto con hiervas aromáticas. Los hallazgos de los que disponemos hoy día datan del siglo V antes de Cristo, y se asocian principalmente a gentes de una elevada posición social, pues junto a ellos han aparecido algunas estelas funerarias con motivos mitológicos animistas.
En cualquier caso, los turdetanos se encontraban hasta época reciente dentro del mal llamado conjunto íbero por parte de muchos autores, o eran identificados con los fenicios; pero gracias a las investigaciones realizadas actualmente y los hallazgos encontrados en las distintas necrópolis como Tútugi o Cástulo, podemos hablar de una civilización «aislada» del resto de los habitantes de la Península de aquella época.
A pesar de ello, el término turdetano sigue siendo un misterio, pues los investigadores no se ponen de acuerdo en si se trata de un lugar, una etnia o un estilo artístico. Lo único que podemos afirmar es que hubo una civilización tras la caída de los tartesios con un elevado nivel de cultura y grandes relaciones comerciales que propiciaron una fusión cultural unida la descendencia tartesia. Por desgracia, nuestra Península en esos momentos se encontraba al margen de la historia griega, pues su atención estaba fija hacia oriente y no tendremos más testimonios hasta la llegada de Alejandro El Magno.
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