Emociones y autoconocimiento, Las emociones hablan

¿Te has parado a sentir lo que comes?

¿Te has parado a sentir lo que comes?

Sentir, pensar, saborear… Es difícil sentir mientras comes ¿verdad? Parar y comprobar qué estás sintiendo.

Como en todo, uno se puede entrenar. Y para ello hay que querer primero averiguar y conectar con uno mismo. Saber lo que sientes en otros momentos, y así fácilmente detectar también en momentos tan reales como cuando te alimentas.

Si ya de por sí, nos cuesta expresar qué sentimos ante cualquier hecho, no dudemos que va a ser difícil identificar los sentimientos ante un plato de comida que contiene distintos alimentos. Y la realidad es que no sabes qué sentir.

Muchos son los que hablan de alimentación y emociones. A veces te sientes mal por un problema que te tiene la mente ocupada, y ese malestar lo proyectas a la comida que te tragas o que quizá no puedes tragar. Muchos dietistas te explican que no es bueno proyectar esa energía en los alimentos. Estoy de acuerdo, porque aquello que proyectas se convierte y se crea sobre aquello que miras o te concentras. Así, de la misma manera, con la comida, sucede lo mismo. Todo depende de lo que te ronde por la cabeza, si es positivo o negativo.

Los alimentos son seres vivos que contienen mucha sensibilidad, especialmente aquellos que contienen agua. Los alimentos nos proporcionan energía necesaria para mantener nuestra actividad diaria.

Sin embargo, mi experiencia en el mundo de la alimentación natural, consciente y respetuosa, me ha ayudado a comprobar que tiene que ir en ambas direcciones. Y para ello, no tenemos que llevar nuestros sentimientos a lo que comemos. No los pongamos sobre la mesa, porque en realidad no nos alimentamos de ellos, sino que nosotros los alimentamos a ellos sin filtrar. En realidad los alimentos limpios y vivos, nos aportan una energía, unos nutrientes que influyen positivamente sobre nosotros a nivel químico y orgánico, y en consecuencia influyen sobre nuestras emociones. Con lo cual, podemos sentirlos en el momento en el que empezamos a digerirlos.

Los alimentos nos proporcionan energía necesaria para mantener nuestra actividad diaria

Este año he dado un paso adelante en el mundo de la alimentación natural y le he dedicado tiempo a investigar y sentir los alimentos por separado y luego al reunirlos para elaborar un plato y crear la receta correcta para cada sentimiento o sentimientos en general que una persona necesita aportar a su ser. Estos seres vivos que nos nutren, son realmente generosos, es el único motivo por el que existen: para darse. La vida que da vida, a todos los niveles: físico, mental, emocional y espiritual. Por eso, mi trabajo como coach se apoya sobre los pilares sistémico y holístico, que integra todas las partes del ser.

Y por ello, te pregunto: ¿Te has parado a sentir lo que comes?

A veces, no sabemos expresar sentimientos que finalmente acaban ocultándose. Y ocurre que el cuerpo expresa libremente lo que la mente calla y oculta. Y nos afecta generalmente con intolerancias y alergias, y la mayoría de las veces con enfermedades que primero fueron levemente somatizadas y que más tarde se manifestaron abiertamente.

Si manifestamos lo que sentimos en nuestro cuerpo, también lo manifiestan aquellos que permanecen de alguna manera cerca de nosotros, seres vivos sensibles como los alimentos que tenemos en nuestras cocinas y también los animales que conviven con nosotros. Todos ellos son empáticos.

Sin embargo, estos maravillosos seres vivos tienen las cualidades necesarias para expresarse. Y la manera en que lo hacen es entregarse y descomponerse para darnos cuanto ellos son y contienen. Una energía que contiene ciertas cualidades indicativas e influyentes sobre nuestro sistema emocional. Ellos también tienen poder. Y para ser conscientes de ello, tenemos que poner atención y ejercitarnos detenidamente al alimentarnos.

Y vuelvo a repetir, no se trata de proyectar sobre ellos nuestras emociones y alimentarnos anulando su capacidad por estar demasiado en nosotros y lo que sentimos. Se trata de centrarnos en la capacidad y el poder que ellos tienen para influir positivamente sobre nosotros y cambiar nuestros sentimientos y nuestra energía. Así cada vez seremos más saludables.

Se trata de centrarnos en la capacidad y el poder que ellos tienen para influir positivamente sobre nosotros y cambiar nuestros sentimientos y nuestra energía. Así cada vez seremos más saludables

Por ejemplo, si yo voy a comer una manzana y mientras la como, estoy sumida en el dolor que me ha causado un hecho en mi vida, esa manzana, empática en todo su ser, tomará de mí esa energía proyectada y solo alimentará ese dolor. Sin embargo, si no presto atención a mi dolor y simplemente me como la manzana intentando sentir aquello que ella es capaz de aportarme, estaré nutriendo mi cuerpo, mi mente y mis emociones y aportando un equilibrio que puede influir positivamente en mí.

Desde bien joven, he estado pendiente de las dietas, en mi casa me ponían a régimen continuamente, y yo cada vez que comía vivía en el desánimo de que todo me engordaba. Y ahí comenzó mi lucha y contradicción. Mensajes como que no puedo disfrutar tanto de comer porque hasta el disfrutar me engorda o también, las acelgas adelgazan y el chocolate engorda. Con lo cual, mi pesar era que no podía disfrutar de comer y tenía que estar concentrada en comer y adelgazar. Error. Y también, cuando comía verduras, mi creencia limitante de que lo que me gustaba engordaba y lo que no, adelgazaba. ¡Qué contradicción!… Hubo hasta quien decía que por el simple hecho de mirar algún alimento con deseo, ya se engordaba.

Ahora ha cambiado tanto la visión sobre la alimentación, y sigue cambiando… Con el tiempo descubrí que nuestra mente es libre para comer y que no es cuestión de llevar una dieta, sino de alimentarse correctamente, tenga tu cuerpo la forma que tenga. También aprendí, que nuestra mente es la mayor enemiga de nuestro cuerpo físico y también las hormonas, con las que la mente también tiene que luchar y el cuerpo liderar sobre ellas.

Y en todo este maremágnum de ideas, me he adentrado en un tema que es bastante complejo, pero que poco a poco iré exponiendo para que vayan los lectores encontrando la paz en aquello que comemos que es nuestra mejor medicina. El caso es, que los alimentos, pueden cambiar tu vida.

De momento, encomiendo al lector una tarea delicada y bella, que es la de empezar a poner atención cuando comemos y observar detenidamente qué sentimos.

Marla Sánchez

Coach holístico sistémico

¡Comparte este artículo!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.