De generación en generación, Las emociones hablan

¿Tiene cura la fibromialgia y el dolor crónico?

¿Tienen cura la fibromialgia y dolor crónico?

El trabajo mental y emocional de una persona que padece esta enfermedad es cambiar de actitud, cuestionar su modo habitual de vivir, y dejar de hacer cosas que preferirían no hacer para no olvidarse de sí mismas

Honestamente, no sé si la fibromialgia y el dolor crónico tienen remedio. Dicen que no,  que son enfermedades con las que hay que aprender a convivir. Sin embargo, si me lo planteo es porque en los dos años que trabajé con personas con fibromialgia y dolor crónico, muchas de ellas me aseguraron estar curadas. Y así lo expresaban porque no tenían síntomas o se habían reducido significativamente. Pero mejor empecemos por el principio.

¿Qué es la fibromialgia?

Por definición es dolor en las fibras musculares, dolor generalizado en las articulaciones, espalda, cuello hombros, caderas, rodillas… sin origen ni motivo aparente. Algunos enfermos la definen como una migraña en todo el cuerpo. La medicina la ha calificado de enfermedad crónica, y la OMS la reconoció en 1992 como enfermedad reumatológica.

La fibromialgia manifiesta dolor físico en el sistema osteoarticular, dolor a la mínima presión en el cuerpo, con los cambios de temperatura y dolor de cabeza; insomnio, mareos, vértigos, pérdida de memoria, ansiedad, depresión, problemas de visión, aumento de peso, sudoración, fatiga crónica, manos y pies fríos, falta de concentración o cambios de humor. Es difícil de diagnosticar porque no existe tecnología para medir el dolor. Por eso suelen pasar años desde que se comienza a manifestar hasta que se realiza un diagnóstico adecuado.

La inmensa mayoría los diagnósticos son en mujeres y es una enfermedad que crece en número de casos diagnosticados. La edad media de los enfermos está en torno a los 40 años, aunque últimamente se ha ido reduciendo. Desde el año 1994 hasta el año 2017 se han diagnosticado en el mundo 1.117.368 afectados por esta enfermedad (Fuente: Asociación de Fibromialgia de Gran Canaria)

Se conoce que hay cierta predisposición genética a padecer fibromialgia y dolor crónico y que tienen una influencia importante los impactos emocionales como los traumas, los sucesos vitales que impliquen cambios significativos, los accidentes, otras enfermedades previas, infecciones, inflamaciones o la exposición a agentes externos como sustancias tóxicas o radiación electromagnética.

La teoría transgeneracional

En lo que se refiere al factor emocional, la teoría transgeneracional tiene mucho que aportar al respecto. Cuando se analizan las estructuras de los árboles familiares de las personas que padecen fibromialgia, se encuentran una serie de patrones que se repiten. Patrones de conducta y comportamiento que quedaron marcados por las vivencias familiares del pasado.

Las personas con fibromialgia sienten la obligación de hacer cosas para satisfacer a los demás, sienten que son responsables de la satisfacción de sus seres queridos. Es por ello que en muchas ocasiones toman decisiones por lo demás, a veces en contra de lo que realmente desean. Y esto tiene sus riesgos en la relaciones porque pueden acabar anulando a la otra persona o anulándose a sí mismas. Consecuencia de ello pueden ser los hijos que no saben decidir por sí mismos porque han crecido sin que uno o ambos progenitores les dejen hacerlo o las relaciones de pareja en las que la mayoría de las decisiones las toma solo uno de los miembros.

Las personas con fibromialgia sienten la obligación de hacer cosas para satisfacer a los demás

Hacer cosas pensando en los demás no tiene por qué traer malas consecuencias si se hacen equilibradamente: las personas que lo hacen aportan un gran valor a la sociedad y a la familia, ya que ejercen como sostén, son conciliadoras y se ocupan de que todos estén bien. Lo que puede ocurrir es que si esta actitud es llevada al exceso o ejercida con culpa u obligación, el desgaste energético, mental y emocional sea excesivo. Por no hablar de los riesgos de acostumbrar a las personas que te rodean a depender de ti.

El resultado es en muchas ocasiones que sus seres queridos se vuelven «adictos» a sus cuidados y su atención. Y cuando esto ocurre las exigencias de los demás se pueden llegar a normalizar.

En resumen, las personas con fibromialgia (que son mujeres en más del 90 % de los casos) son, lo que yo llamo, cuidadoras, porque están pendientes de que todo el mundo esté bien, ya sea este comportamiento consciente o inconsciente.

Repitiendo el papel familiar

En mis investigaciones sobre el origen transgeneracional observé un patrón que aparece en un alto porcentaje de pacientes con fibromialgia y dolor crónico: ejercen este papel de cuidar por fidelidad al pasado familiar. ¿Qué significa esto? Que están repitiendo el papel que otra u otras mujeres ya ejercieron en la familia.

Aunque no es lo único: lo más característico que aparece en el análisis transgeneracional es la viudedad femenina a edades tempranas. Es fácil encontrar en un árbol familiar de una persona con fibromialgia una tía, madre, abuela, bisabuela que enviudó relativamente joven. Las consecuencias de esto fue la obligatoriedad criar solas a sus hijos. Si nos ponemos en contexto histórico, esto requiere de un esfuerzo casi sobrehumano. Pero no había más que hacerlo por una cuestión pura de supervivencia.

 

En el análisis transgeneracional de estas pacientes destaca la viudedad femenina a edades tempranas en su árbol genealógico

Este programa de cuidar queda tan arraigado en el inconsciente familiar que da lugar a que una o varias personas lo representen en generaciones posteriores. Y no está mal. Solo que llevado al exceso puede ocasionar un desgaste muy grande y tener consecuencias como la fibromialgia.

Y tal vez te preguntes cómo puede desembocar esto en una enfermedad. Pues porque el gran esfuerzo equivale a una tensión muscular continua. Y cuando este estrés se desborda, aparece el dolor. Es fácil de entender la analogía de sostener un peso con el brazo durante mucho tiempo, llega un momento en el que duele y se agota. Algo similar expresa la fibromialgia y el dolor crónico, pero a mayor escala. Al final, de lo que estoy hablando es de una actitud, de una forma de estar en el mundo sintiéndote responsable de los demás incluso, muchas veces, en plan maternal.

Es una forma de ser y de funcionar que se sigue manteniendo en la actualidad a pesar de que realmente no es necesario, pues no existe riesgo de supervivencia ni de las parejas ni de los hijos. Por este motivo no tiene sentido sentirse tan responsable del cuidado de los familiares y de la organización del hogar como para llevarlo al extremo. Por tanto, para salir de la situación la persona enferma tiene que cuestionarse su forma de actuar  con los demás y empezar a pensar si desea realmente seguir así.

Cambiar de actitud

El trabajo mental y emocional de una persona que padece fibromialgia es cambiar de actitud, cuestionar su modo habitual de vivir, darse cuenta de que su papel puede ser otro más acorde a ella, y fijarse en que las cosas pueden cambiar, pueden pensar de otro modo. Estas personas se han olvidado de sí mismas y llevan demasiado tiempo haciendo cosas que preferirían no hacer y deben darse la oportunidad de introducir cambios en sus vidas.

Si padeces esta enfermedad, cambia tus pensamientos hacia ti misma y los pensamientos sobre lo que crees que los demás puedan pensar de ti. ¡VALÓRATE! Identifica los hechos y situaciones que no te hacen sentir bien y sustitúyelos por pensamientos y hábitos que te empoderen, transformen tu vida y te lleven a vivir como realmente deseas. Sospecha de todo aquello que mueva en ti sentimientos de obligación, responsabilidad sobre lo que le ocurra a los demás, servilismo o preocupación por cosas que no dependen de ti. Será entonces cuando comiences a salir de la impotencia, frustración e incomprensión. Sé paciente, positiva y perseverante porque el cambio tiene un proceso y lleva su tiempo. Identifica tus puntos fuertes y poténcialos, desarróllalos. Y, sobre todo, mira a tu alrededor y date cuenta de todas las cosas buenas que tiene la vida, agradécelas y disfrútalas.

Debemos recordar siempre que los tiempos han cambiado y que lo que hicieron nuestros antepasados por necesidad no es necesario que lo hagamos nosotros. Prestemos atención a lo que queremos mostrar a nuestros hijos con nuestros actos y empecemos a creer en nosotros a convencernos de que es posible. Es posible mejorar y remitir los síntomas en gran medida porque otras personas ya lo han hecho. Si padeces dolor físico, recuerda que estás preparada para cargar con lo que te pertenece pero no con lo que corresponde a los demás.

EL CAMBIO ES POSIBLE Y SOLO DEPENDE DE TI.

Aurelio López

Consultor en transgeneracional y crecimiento personal

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